Título: "Desde e
l Silencio de la Infancia hasta la Lucha del Adulto"
¿Alguna te has preguntado cómo es crecer con un corazón diferente? No obstante, no se trata solo de un 'corazón' en el sentido más poético. Se trata de ese knot en el estómago, de la distancia entre lo que somos y lo que el mundo espera que seamos. Yo soy "la niña Diu", cargando la etiqueta de la discapacidad en una era donde la normalidad tiñe los sueños de todos los demás.
Niña modelo
Mis días eran un mosaico de risas, juegos y un sinfín de preguntas que a menudo quedaban sin respuesta. Pero también eran momentos de aislamiento. El parque, lleno de risas ajenas, se convertía en mi reino solitario. La dificultad de las palabras, la limitación de mi cuerpo en un mundo que corría a mil por hora... a veces, los amigos solo eran espejos que se quebraban al tratar de entenderme.
Ahora, de adulta, cada día es un acto de resistencia. Llevar la carga de una infancia marcada por la incomprensión no es fácil. La vida adulta, con sus exigencias, me presenta un nuevo laberinto. Las barreras son más que estructuras físicas; son muros invisibles que limitaqn mi acceso a la educación, trabajo, y, más dolorosamente, al simple acto de ser parte de la comunidad.
clase metro trabajo
*Confiesa, visiblemente afectada*:
A veces, el #Diu que había en mí se siente aplastado por expectativas que son imposibles de cumplir. ¿Por qué la gente no puede entender que tengo sueños también? Que quiero ser más que una estadística, más que un símbolo de desafío. A veces, desearía poder decirlo con claridad: *Soy capaz, solo necesito un poco de empatía y comprensión
El camino no es sencillo. Cada día tengo que combatir no solo las dificultades físicas, sino también los estereotipos que me han sido impuestos. Me convierto en abogada y defensora de mis derechos en un mundo que a menudo no escucha. Grito en canales donde las voces silenciadas se pierden. Y sin embargo... cada pequeño triunfo se siente como una victoria monumental.
*Conclusión*:
La infancia, marcada por desafíos, no me ha hecho menos, me ha forjado en un ser resiliente. Llevo conmigo las esperanzas y los temores de esa niña Diu, que ahora se ha transformado en una mujer que lucha por un espacio en un mundo que no siempre está preparado para aceptar sus diferencias. Tal vez, algún día, la comprensión y la inclusión sean la norma quedar en silencio.