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lunes, 27 de enero de 2025

Trabajamos con personas, no con tornillos.

 La asistencia personal a personas con diversidad funcional es un campo que trasciende la mera ejecución de tareas; se trata de un compromiso profundo con la dignidad y el bienestar del ser humano. En este contexto, es fundamental recordar que trabajamos con personas, no con tornillos. Cada individuo es un universo complejo, lleno de emociones, sueños y desafíos. Por ello, es imposible no tener responsabilidad afectiva en nuestra labor. 

Trabajamos con personas, no con tornillos. 



La responsabilidad afectiva implica reconocer que nuestras acciones y decisiones impactan directamente en la vida de quienes asistimos. No se trata solo de cumplir con un horario o de realizar tareas específicas; se trata de construir relaciones basadas en el respeto, la empatía y la comprensión. Cada interacción es una oportunidad para fomentar la autonomía y el empoderamiento de la persona a la que asistimos, y esto requiere de un compromiso emocional genuino.


Además, el trabajo en equipo es esencial en este ámbito. La asistencia personal no es una labor solitaria; es un esfuerzo colectivo donde cada miembro aporta su experiencia y habilidades. La colaboración entre asistentes, familiares y profesionales de la salud crea un entorno más enriquecedor y efectivo. Al unir fuerzas, podemos ofrecer un apoyo más integral, que no solo atienda las necesidades físicas, sino que también respete y potencie la individualidad de cada persona.


Cuidar al trabajador es otro aspecto crucial que a menudo se pasa por alto. La salud emocional y física de quienes brindan asistencia es fundamental para garantizar un servicio de calidad. Un trabajador agotado o desmotivado no podrá ofrecer el apoyo que una persona con diversidad funcional merece. Por lo tanto, es vital fomentar un ambiente laboral que priorice el bienestar del asistente, promoviendo espacios de diálogo, formación continua y autocuidado. 


En conclusión, la asistencia personal es un acto de amor y compromiso. Al trabajar con personas, no con tornillos, debemos abrazar nuestra responsabilidad afectiva, fomentar el trabajo en equipo y cuidar de quienes dedican su vida a esta noble labor. Solo así podremos construir un mundo más inclusivo y humano, donde cada individuo tenga la oportunidad de brillar en su singularidad.

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1 de mayo