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martes, 14 de enero de 2025

¿Por qué tu no?





 Reflexionar sobre la falta de baños adecuados para cambiar pañales o compresas me lleva a un lugar de profunda empatía y comprensión, Os voy contar algo que me pasa muy a menudo y os puede pasar..

Imaginemos por un momento a una madre que acompaña a su hija con discapacidad a un evento comunitario. Ella quiere que su hija se sienta una más, que disfrute de la música, de las risas y de la compañía de otros. Sin embargo, en medio de la alegría, surge una necesidad básica: cambiar el pañal de su hija. La búsqueda de un baño accesible se convierte en una odisea. Los espacios públicos, que deberían ser inclusivos, a menudo carecen de instalaciones adecuadas. La frustración se mezcla con la ansiedad, y la madre se siente atrapada entre el deseo de que su hija participe y la realidad de que no hay un lugar donde pueda hacerlo dignamente.


Esta situación no solo afecta a la persona con discapacidad, sino que también repercute en su familia. La falta de un baño adecuado puede llevar a la exclusión social, a la decisión de no asistir a eventos, a la renuncia a actividades que podrían enriquecer sus vidas. La sensación de ser un “carga” o de no ser bienvenidos se convierte en una sombra que acompaña a estas familias. La dignidad, un derecho humano fundamental, se ve comprometida en un momento que debería ser de alegría y conexión.


La participación social es un pilar esencial para el bienestar emocional y psicológico de las personas con discapacidad. Cuando se les niega la oportunidad de participar plenamente, se les está diciendo, de manera tácita, que no son dignos de ser incluidos. La falta de baños adecuados es un símbolo de una sociedad que aún no ha logrado abrazar la diversidad en toda su extensión. Es un recordatorio de que la inclusión no se trata solo de palabras, sino de acciones concretas que permiten a todos, sin excepción, vivir con dignidad.


En mi reflexión, me doy cuenta de que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la creación de un entorno más inclusivo. La empatía y la acción son fundamentales. Debemos abogar por espacios que respeten las necesidades de todos, que reconozcan la importancia de la dignidad en cada aspecto de la vida. Solo así podremos construir una sociedad donde cada persona, sin importar sus capacidades, pueda participar plenamente y sentirse valorada. La lucha por baños dignos es, en última instancia, una lucha por la dignidad, la inclusión y el reconocimiento de la humanidad compartida que todos poseemos.

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1 de mayo