Ha sido una semana a medio gas y charlas de formación a profesionales que han suscitado en mí está reflexión
La Lucha Invisible por Nuestros Derechos
A menudo me encuentro en un espacio donde la invisibilidad se convierte en mi compañera constante. Soy una mujer con discapacidad, y en este mundo que parece girar a una velocidad vertiginosa, a menudo me siento atrapada en un rincón oscuro, donde mi voz se ahoga en el ruido de la indiferencia. Quiero gritar, quiero que me escuchen, pero las palabras se quedan atrapadas en mi garganta, como si el miedo a ser ignorada me silenciara.
La formación de profesionales sociosanitarios es crucial en este contexto. No se trata solo de adquirir conocimientos técnicos, sino de cultivar una sensibilidad que permita entender que detrás de cada diagnóstico hay una vida, una historia, un ser humano que merece ser escuchado y respetado. La asistencia personal no debería ser vista como un mero negocio, un intercambio de servicios por dinero, sino como un acto de dignidad y respeto hacia aquellos que, como yo, luchamos por ser reconocidos en nuestra totalidad.
El capacitismo, esa forma insidiosa de discriminación que nos convierte en objetos de caridad en lugar de sujetos de derechos, debe ser desmantelado. La formación adecuada de los profesionales en el ámbito sociosanitario puede ser la clave para derribar estas barreras. Necesitamos que quienes nos asisten comprendan que no somos solo "casos" o "pacientes", sino personas con deseos, aspiraciones y, sobre todo, derechos.
Cuando hablo de derechos humanos, me refiero a la capacidad de decidir sobre nuestras propias vidas, de tener voz en los procesos que nos afectan. La asistencia personal no es simplemente animar a hacer, sino empoderar a ser. Es ofrecer las herramientas necesarias para que podamos vivir de manera autónoma, para que podamos participar plenamente en la sociedad.
La invisibilidad que a menudo sentimos puede ser desafiada a través de la educación y la formación. Si los profesionales sociosanitarios son capacitados para ver más allá de nuestras limitaciones, para reconocer nuestras capacidades y potencialidades, entonces comenzaremos a construir un mundo donde la diversidad sea celebrada y no temida.
Conclusión
La formación de profesionales sociosanitarios es un pilar fundamental en la lucha contra el capacitismo. Al empoderar a estos profesionales con la comprensión de nuestros derechos y necesidades, estamos dando un paso hacia un futuro donde la asistencia personal no sea un mero negocio, sino un acto de respeto y dignidad. Necesitamos ser vistos, escuchados y valorados. La invisibilidad que nos rodea puede ser desmantelada, y nuestras voces, aunque a menudo silenciadas, pueden resonar con fuerza en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. La verdadera asistencia personal es aquella que nos permite ser protagonistas de nuestras propias vidas, donde cada uno de nosotros tiene el derecho de gritar, de ser escuchado y de vivir plenamente.
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