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jueves, 9 de marzo de 2023

SI NO PUEDO BAILAR, NO ES mi REVOLUCIÓN


Un 10% de la población tiene diversidad funcional  y, de ella, el 60% somos mujeres, lo que supone aproximadamente un 6% de la población española (Informe Olivenza, 2018). 

Las mujeres con diversidad funcional somos menos activas laboralmente . Si este hecho lo relacionamos con el nivel de pobreza (por el que un  23% aproximadamente de ellas están en situación de pobreza) y los problemas de acceso a una vivienda digna, nos encontramos ante una perspectiva muy desalentadora en un contexto donde además de la relaciones sociales, también el trabajo se virtualiza. Las mujeres con diversidad funcional nos hemos visto discriminadas por este cambio de tendencia debido a nuestra situación más vulnerable y a la falta de recursos, acrecentando la brecha digital y la falta de oportunidades laborales. 


¿Por qué no podemos  cuidar

Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de las 400.000 personas que en nuestro país asisten a personas dependientes en el ámbito familiar, el 89% son mujeres cuidadoras y, según el INE, el número de personas que han pasado a estar inactivas por cuidar a familiares con discapacidad se han incrementado un 44% en los últimos 5 años.

Recordemos que el género es una construcción cultural que otorga a hombres y mujeres unas características o papeles diversos según nazcan con sexo masculino o femenino. Siguiendo la lógica, el género estipula el comportamiento que deben asumir hombres y mujeres, perpetúa las desigualdades entre los sexos, estableciéndose una relación asimétrica y artificial en la que los varones ejercen el control y ocupan los puestos de poder y las mujeres se sitúan como clase subalterna y realizan las tareas domésticas y de cuidado de la prole y de las personas enfermas y dependientes. El cuidado es una labor meramente femenina en el reparto de papeles 


Los cuidados de cualquier tipo, hijos o hijas, personas con enfermedades, discapacidades o en situación de dependencia, siempre han recaído y recaen en las mujeres del núcleo familiar. Además, el trabajo de cuidados requiere de una disponibilidad total y suele ser un trabajo no remunerado, por lo que las mujeres reducen su tiempo de ocio, abandonan sus empleos y tienen un mayor riesgo de caer en la pobreza y de tener una mala salud mental y física. 


Cuando hablamos de mujer cuidadora no pensamos que pueda ser una mujer con diversidad funcional, pero sí hay muchas. Falta mucha ayuda por parte de las instituciones . El Manifiesto Europeo de Mujeres con Discapacidad del Foro Europeo de la Discapacidad de 1997 desveló que los papeles atribuidos por la sociedad a las mujeres con diversidad  funcional eran distintos a los que se asignaban al colectivo de mujeres en general. Estas discriminaciones afectaban a todas las mujeres en los aspectos de su vida. En 2001 se definió una situación de discriminación interseccional, es decir, aquella que surge de la conjunción de la discriminación por razón de sexo y otra por cuestión de raza, pertenencia a una minoría social o diversidad funcional. 


El 8 de marzo tenemos que recordar que las mujeres con diversidad funcional NO somos muebles

¿ Por qué se habla ecofeminismo, que pone la vida en el  centro sin NOSOTRAS.?: ¿cómo nos puedes ayudar a cambiar el sistema? 

Reivindicando un sistema público de cuidados que responda al derecho de todas las personas, a lo largo de toda la vida, a dar y recibir cuidados en condiciones de libertad, dignidad y compromiso.  Implica la capacidad de decisión sobre cuánto, cómo y a quién queremos cuidar, para que el cuidado se convierta en una responsabilidad social y no en un negocio.  También debemos de abolir el capacitismo, también se adivina en el comportamiento de otras mujeres que ven la oportunidad de brillar a nuestra costa, aprovechando la afrenta social que cae sobre nosotras como una losa. Pareciera que no se terminaran de creer la definición de mujer que repiten como un mantra: hembra humana adulta y que, en base a ello, declaran el sexo como cimiento de nuestra opresión.


Para tener vidas con Derechos debemos de hablar autodefensa feminista inclusiva. Necesaria para combatir la violencia contra las mujeres, y reivindicar las vidas que merecen ser vividas libres de violencia y con mucho amor. Nuestros cuerpos no son mercancía ni objetos para ser cosificados y utilizados como reclamo, y nuestros procesos de vida no son  enfermedades

Nada sin nosotras 



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